lunes, 30 de julio de 2007

MIS ÑIGÑIGÑIG


Hasta ahora no he hecho más que hablar de clientes y ponerlos a caldo; quizá ha llegado el momento de empezar a destripar a todas aquellas personas que han trabajado a mi lado y que han dejado un recuerdo imborrable de su estancia en este vuestro Fastfood. Y voy a empezar por la mejor, la inclasificable, inalterable, recién llegada desde Silent Hill, Mis ÑigÑigÑig, doñaaaaa... No voy a deciros su nombre, que si pasa por aquí de casualidad aun se reconocerá y no tengo ganas de problemas, ja ja ja ja. Porque lo que voy a decir no es nada agradable. Imaginaos un tapón de 1'50, rellenita, pelo negro largo hasta la cintura, con la cara llena de piercings de todas clases y los colores, en la nariz, en los labios, en las orejas. Mis ÑigÑigÑig es una gótica de los pies a la cabeza, en todos los sentidos, y así teníamos nosotros uno de nuestros sentidos, alterado, porque la muy marrana ¡no se lavaba! Pasaban días y días sin que el jabon tocase sus carnes, ni la lima sus uñas ¡y que uñas! ¡Por Dios bendito! Se las pintaba de negro, no porque era gótica, sino porque era el único color que podia disimular la mierda que llevaba debajo de ellas. A la hora de limpiar al cerrar, era un desastre ¡No tenia ni idea! Con 25 años y no sabía por donde se cogía una fregona o para que sirve una bayeta. Desastrosa. ¡Y su ropa! Los pantalones del uniforme llevaban tanta mierda encima que un dia tuve que salir corriendo detrás de ellos porque se escapaban del vestidor ¡querían ir a conocer mundo, me dijeron! Y la camisa, en lugar de blanca, parecía un cuadro de Miró, lleno de manchas rojas. Lo peor para mi fue su primer día de trabajo porque me pillo desprevenida y me cambié al mismo tiempo que ella; salí del vestidor completamente mareada, con el rostro pálido como la cera, con una enormes ganas de vomitar. Desde ese día se cambió completamente sola.


1 comentario:

malatesta dijo...

Una joya, tu amiga Mis Ñigñigñig. Así le entran a uno ganas de comer en casita, je, je.