jueves, 24 de julio de 2008

Brillante???


Un monton de dias sin venir y me esperaba una sorpresa: India me ha concedido un premio, el Brillante Weblog 2008. ¡Gracias, India!

Revisando el lateral, me he dado cuenta que aun no he cambiado la foto del libro que estoy leyendo, y desde las aventuras del sr. Flashmann han pasado unos cuantos libros por mis manos, aunque el mas relevante es "El atlas de las nubes", de David Mitchell, una novela -aunque no se si es la calificacion adecuada- que me ha fascinado y sorprendido. Actualmente estoy con "Los viajes de Tuf" de George R.R. Martin, ciencia ficcion pura y dura.

Cambiando de tema, ayer fui a ver Hancock -¿se escribe asi? no se, no tengo ganas de comprobarlo-. Me gustó. Ya era hora que hicieran una pelicula de superheroes minimamente aprovechable desde Hellboy -estoy deseando que estrenen El ejercito dorado-, con un protagonista verdaderamente gracioso. Es curiosa la evolucion de Will Smith, desde ese principe que nos hacia reir con sus burradas hasta el Robert Neville de Soy Leyenda. En Hancock vuelve a ser ese gamberro imparable que fue en la serie de TV, solo que en lugar de cantar hiphop y revolucionar a sus primos, tiene superpoderes y destroza Los Angeles cada vez que intenta salvar a alguien... Divertida y sorprendente a veces, algo dificil de conseguir en un mundo cinematografico completamente predecible como el de hoy en dia. La recomiendo.

En cuanto al fastfood, bueno, tenemos nuevos clientes. Son chiquititos, tienen plumas y no son las palomas. Los gorriones han descubierto las virtudes de las patatas fritas y vienen cada dia a pedir -¡exame argo!-; se posan sobre el mostrador, incluso hay alguno que, valientemente, entra dentro de la tienda revoloteando y acaba posado sobre el surtidor del Ketchup, mirandome con sus ojitos negros. He intentado sacar alguna foto; cuando consiga una que sea lo suficientemente clara, la subire para que lo veais.

jueves, 10 de julio de 2008

bye bye, my little cat

Escribi esto el día cuatro, aunque no he tenido suficientes ganas de publicarlo hasta hoy.




Conocí a Estela hace aproximadamente 8 años; la habían expulsado de lo que había sido su hogar durante los 6 primeros meses de su vida a causa de su primer celo y vagaba por la calle, escondiéndose debajo de los coches, muerta de hambre y desconfianza hacia esos humanos que la habían traicionado.


Empecé a darle de comer. Cada vez que salia de casa, llevaba en los bolsillos un par de servilletas de papel llenas de pienso para gatos y se las echaba debajo de los coches para que comiera. Ella me miraba con sus enormes ojos y me daba las gracias con un miau.

Poco a poco, nuestra relación fue afianzándose. Avida de una mano cariñosa que rascase su lomo y su barbilla -nunca soportó que le tocasen la barriga- permitió el acercamiento con esa indiferencia innata que tienen los gatos.

Me hubiera gustado, ya entonces, subirla a mi casa, pero teniamos ocho felinos ronroneantes ocupado ocupando nuestro sofa y no queriamos mas.

Pasaron los meses y se quedó preñada. Parió en el parking donde guardabamos el coche, tres hermosos cachorros vivos -dos hembras y un macho- y uno muerto que se le quedó atascado y tuve que sacarlo yo. Los pusimos en una cajita y los levamos al huerto de mi padre -le llamo huerto por calificarlo de alguna manera, pero era, y es, un trozo de tierra llena de hierbajos con un algarrobo y una caseta para guardar herramientas-. Estuvieron alli unos meses hasta que mi padre se hartó y los hechó fuera asustandolos -ese ha sido mi padre, un saco de perpetua mala leche-. No pude encontrar las dos hembras, pero al macho -se llama Chito- sí, y, harta de pelear contra el inefable destino, me rendi y los subi a mi casa.

Ayer, ocho años despues, me vi en la dolorosa obligacion de llevarla al veterinario para que la durmieran para siempre.

En abril tuvieron que operarla por unos tumores que le habian salido en las tetillas. Todo fue bien, pero hace un mes adelgazó repentinamente: de un dia para otro se quedo en loshuesos. Le encontraron un tumor en el higado.

Hemos tenido un mes para despedirnos de ella, un mes para mimarla, quererla y dejar que me abrazara, poniendo sus patitas alrededor de mi cuello y su hocico en mi barbilla, acurrucandose en mi pecho -¡Dios, que poquito pesaba ya!-

Anteayer por la noche tuvo el bajón que todos esperabamos, y ayer la llevamos al veterinario. Le dimos el ultimo adios con los ojos anegados de lagrimas, no teniendo valor para quedarnos a verla morir. ¿Se sintio abandonada en el ultimo instante de su vida? Espero que no, porque mi alma estaba con ella y tambien mi corazon. Y siempre, siempre, estará viva en mi memoria.